No todos tenemos las mismas necesidades ni capacidades, ni nuestras actividades díarias requieren las mismas aptitudes o nos dejan los mismos «efectos secundarios», tampoco somos los mismos cada día, nos van sucediendo cosas en el camino.
Las motivaciones para prácticar Yoga pueden ser muy variadas – desde algo en el plano físico hasta algo en el plano espiritual y entre medio mil matices – y en las clases grupales por lo general se van trabajando todas ellas, pero si tienes una necesidad o motivación en concreto, una clase privada es la mejor opción.

Con estas clases no solamente «recibes» una clase guíada si no que «aprendes» recursos y herramientas para aplicar en tu vida y transformar hábitos y patrones por unos más positivos. Como con todo, la constancia es clave para poder mantener estos nuevos patrones tanto en el cuerpo como en la mente.

Los objetivos se van revisando continuamente y adaptando a lo que va sucediendo, tanto a nivel de transformación físico y personal como a nivel de lo que va sucediendo en el entorno, en el día a día que pueda afectar de alguna forma sobre la persona.